Lagos, una escapada inolvidable llena de paisajes deslumbrantes, cultura vibrante y una hospitalidad acogedora que me hizo sentir como en casa. Al llegar a Lagos, recibí el suave murmullo del océano Atlántico y el aire fresco salpicado de sal.
Exploré el casco antiguo de Lagos, una encantadora red de calles adoquinadas y plazas pintorescas. Las fachadas coloridas de los edificios históricos, adornadas con azulejos tradicionales portugueses con pequeñas tiendas de artesanía y pasteles de nata.
Playas hermosas, un recuerdo totalmente inolvidable, volvería sin duda.








